El libro Jugando a Pensar invita al lector a formar sus propias ideas, a encontrar un sentido que no está (ni debería) estar escrito en ninguna parte. En jugando a pensar, Bernardo nos deja ver su vocación de poeta, de filósofo, de padre, de maestro de vida. Este libro está dirigido a la juventud, sin que esto le impida a quienes no se consideran jóvenes a leerlo. Lo más interesante del libro, más allá de la reflexión auténtica de Bernardo, es la entrega honesta que el autor le hace a sus estudiantes.
#jugandoapensar disponible en: https://goo.gl/TxlWvC
Llevo todo el año postergando una actividad que me gusta y hago de manera silenciosa y casi secreta. Escribir reseñas de libros. El último que leí esta semana, se llama Jugando a Pensar, de Bernardo Arango Mercado.
Pero, ¿Quién es Bernardo? Permítanme citarlo desde su biografía en Amazon:
Soy Bernardo Arango Mercado. Maestro de vida. Nihilista. Autista. Ácrata. Pedófilo (en el originario y bello sentido de esa expresión): amo a los niños como Lewis Caroll amó a su Alicia. Me le debo a la juventud como Sócrates.
Joven, quiero atrapar tu atención, mientras me sonríes o me puteas. Cázame gazapos. Refútame. Mis lecciones se salen de madre. Rompen esquemas. Tratan de lo divino y lo humano. Dios o la nada. La vida y la muerte. La historia. La mentira. La autenticidad. El sexo al natural. El mago en el niño, el inquieto en el joven, el necio en el viejo. Me burlo de todo. Pero primero me burlo de mí al espejo. Ajá, y declaro a la poética una panacea. La única. El sentido de la vida no es sino estético. Jóvenes: el humor, la estética y el placer salvan a la tragedia de la vida, de una muerte en vida. Otro perfil: ¿Quieren ver mi cédula? Yo soy Gregorio Samsa, ese gran insecto, esa gran cucaracha, esa gran nada. Y quiero complacerme en ello. No me encuentro mejor definido sino en la definición de Saramago (¿Sí diría eso Saramago, o me lo inventé yo?) “el hombre…., el hombre es un pobre diablo”. Soy un pobre diablo. ¿Quién no? que tiré la primera piedra. Joven: complácete en la insignificancia y sal a galopar el mundo. En cualquier vuelta del camino te espera siempre el desbarrancadero.
Decidí empezar con este libro por el significado que tiene para mi. Fui alumno de Bernardo en el 2001, bastó una sola clase para saber que era un hombre único, muy particular, singular, diría yo. En un post llamado aprender para enseñar y enseñar para aprender, escribí sobre lo importante que es enseñar algo que se está aprendiendo, para afianzar los conocimientos que se creen tener. Bien se dice que la mejor manera de aprender algo es enseñándolo, cada vez que enseñamos algo, estamos repasando lo que sabemos o creemos saber. En este caso, una buena forma de recordar, hasta memorizar, y de alguna manera, releer los libros que he leído, es reseñándolos. Hablemos del libro.
Jugando a pensar es un ensayo; es una reflexión que invita a pensar siendo auténticos, desde las ideas propias, está escrito como un relato, como una conversación con Dayana, una joven inquieta por temas que Bernardo, como maestro, va hilando fino en caminatas, en aulas de clase. Un libro para la juventud, para todo aquel que le guste pensar y elaborar sus propias ideas. Este libro cabe en la categoría de autoayuda, no porque ofrezca la riqueza y la felicidad al autor en siete pasos, o en píldoras de conducta que le permitirán ser feliz. Este libro es autoayuda porque invita al lector a cultivarse, a reconocerse en la insignificancia, a ser autodidacta, autoaprendiz, a formarse para salvar la humanidad. El libro es autoayuda porque se permite afirmar máximas muy duras y muy ciertas sobre el hombre, la ciencia, la vida, la muerte, el amor, hasta el suicidio.
En el libro se habla de filosofía, del hombre, de la vida y la muerte, de lo humano y lo divino. En Jugando a pensar se hacen menciones especiales al deporte, la recreación, la salud y la actividad física. Esto no es gratuito, como profesor universitario, Bernardo ha logrado elaborar un discurso filosófico y auténtico; y a la vez pragmático sobre estos temas. Sobre el deporte, el autor se despacha diciendo: "Los atletas de alto rendimiento son unos esclavos. Sacrifican la complacencia en su insignificancia por la gloria, el honor, una medalla. Terminan siendo utilizados en la vorágine del consumismo, las marcas, la publicidad y las políticas estatales del deporte competitivo." Pero también propone: "Que todo no sea un engaño. Que los deportistas de alto rendimiento sepan a qué atenerse. Que tengan ellos el poder de decidir sobre sus cuerpos, sus rendimientos. Se les debe decir de la manera más objetiva posible lo que han de perder al consagrar sus vidas al alto rendimiento, incluyendo, todos los regímenes de vida, el alimentario, el sexual, el bioquímico."
Esta obra invita al lector a formar sus propias ideas, a encontrar un sentido que no está (ni debería) estar escrito en ninguna parte. En jugando a pensar, Bernardo nos deja ver su vocación de poeta, de filósofo, de padre, de maestro de vida. Este libro está dirigido a la juventud, sin que esto le impida a quienes no se consideran jóvenes a leerlo. Lo más interesante del libro, más allá de la reflexión auténtica de Bernardo, es la entrega honesta que el autor le hace a sus estudiantes.
Jugando a Pensar está participando en el concurso anual de Amazon para autores independientes; el concurso ofrece al ganador la traducción al inglés, su publicación y la producción de un audiolibro. El libro puede ser descargado en Amazon y ser leído a través del computador o a través de un dispositivo de lectura kindle. Los dejo con su reseña del libro, y al final, con la mía.
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AutorNo estoy esperando NADA. Mi momento es aquí y ahora. Es HOY, es YA. Archivos
Febrero 2024
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