En efecto, cuanto más sabemos, más largas son las hileras de libros no leídos. A esta serie de libros no leídos la vamos a llamar antibiblioteca.
Tendemos a tratar nuestros conocimientos como una propiedad personal que se debe proteger y defender. Es un adorno que nos permite ascender en la jerarquía social. Las personas no van por ahí con un anticurrículum vítae en el que se nos cuente lo que no han estudiado ni experimentado, pero sería bonito que lo hicieran.”
Fragmento del libro: El Cisne Negro.
No estoy muy seguro cuando surgió mi obsesión por los lugares llenos de libros. Considero que es el ambiente que se respira en estos lugares. Las bibliotecas en general guardan una atmósfera donde se mezclan el silencio y la inmortalidad. Uno siente que allí el tiempo no ha pasado, que las otras personas que acuden al mismo lugar, lo hacen buscando lo mismo que uno, o quizás algo diferente.