Quitarse la vida es algo tan personal, que exige una tranquilidad absoluta.
Arto Paasilinna
En diciembre hice un viaje en el sabía que iba a tener mucho tiempo “muerto” en aviones, trenes y buses, entonces compré un libro para acompañarme en esos momentos. El título me llamó la atención por su nombre: Delicioso suicidio en grupo. De Paasilinna. Escribo esta reseña para animarlos a que lo lean, a que le quiten treinta minutos a la televisión en el prime time, o en su tiempo libre.
La historia es bien divertida; se trata de un gerente (Onni Rellonen) que ha fracasado en diferentes empresas y ha tomado la decisión de suicidarse con un arma de fuego; el hombre está buscando un lugar abandonado para terminar con su vida sin que sea muy traumático. “La muerte no es un suceso muy hermoso ni limpio, que se diga. Había que encontrar un lugar protegido para que el cuerpo, por más feo que fuera, no acabase expuesto al azote de la lluvia, ni a las cagadas de los pájaros.” Entonces sale a caminar y llega a una bodega abandonada. Cuando ingresa en el sitio, encuentra un hombre colgado de una soga al cuello; su reacción en el escenario fue la más natural de todas, ayudar al tipo que todavía estaba vivo, suspendido en la soga. El tipo que agoniza en la bodega es un coronel cansado con la vida (el coronel Kemppainen), que también ha fracasado en varios intentos de suicidio. Ambos tipos se ponen a conversar y se dan cuenta que tienen muchas cosas en común: entre ellas, sus ideas sobre la vida y la muerte y la casualidad de encontrarse en el mismo lugar a la misma hora para el mismo fin.
Los tipos se hacen tan amigos que comparten unos días en la casa del gerente y tienen una idea descabellada: Convocar personas con los mismos deseos de suicidarse para hacer un suicidio colectivo, hacer del suicidio un acto monumental, histórico. “Un intento de suicidio es algo que puede unir a los seres humanos, en eso estaban de acuerdo”. Para el coronel “un suicidio llevado a cabo de forma colectiva podría resultar en cierto modo más profesional que uno individual y chapucero”.
El libro se pone muy bueno en el nudo de la historia, porque después de poner un anuncio en el periódico, reciben cientos de solicitudes, consiguen una asistente suicida y logran organizar un grupo de personas que viajan por Suecia, Alemania, Noruega y terminan su viaje en Portugal. ¿Cómo termina la historia? No les cuento el final porque quiero animarlos a que lean el libro; lo que les puedo asegurar es que van a disfrutar con la descripción de las situaciones y las ideas tan geniales y absurdas de los personajes que viajan por Europa en bus. El hábito de la lectura es necesario y enriquecedor, sobretodo si la lectura es compleja, si la lectura demanda la atención y concentración del lector. Ideal si se leen temas ajenos al trabajo o al estudio; una novela, un ensayo, una historia que les llame la atención. Si han leído este post y han disfrutado la reseña, me gustaría saber qué están leyendo ahora o qué planean leer este año.
Comentarios
Uno de mis días más tristes como profesor fue el día en el que un estudiante me dijo que sentía no que no aprendía cuando venía a clases. En ese momento respondí cualquier cosa por responder. Me sentí como Murakami cuando dijo que su trabajo era echar agua en el desierto, entonces escribí este post.
El éxito se logra con hábitos de lectura, no leyendo libros de superación personal. Se aprende a hacer algo haciéndolo, poniendo en práctica lo que se quiere aprende. Se aprende a escribir escribiendo, no yendo a talleres de escritura y redacción. Un experto no nace, se hace. Un profesional se hace estudiando, no graduándose. Estudiar no es ir a clase, estudiar es un hábito, es una actitud.
Para aprender con éxito hay que practicar, hacerlo obsesivamente, hacerlo repetidamente. Las personas que han estudiado el tema, utilizan el concepto de práctica deliberada. La práctica deliberada no es otra cosa que hacer esa actividad 1000 horas al año. ¿Se le vienen a la mente las personas que hacen algo con maestría? -músicos, bailarines, artistas, deportistas, escritores, científicos, oradores- Si, por supuesto, todos ellos tienen una cosa en común: La práctica deliberada. Ah! y ¿Dónde queda el talento? El talento está sobrevalorado, el talento es menos importante de lo que creemos, hay muchos mitos en torno al talento, el secreto está en la práctica, en la práctica deliberada; de eso se trata el libro de Geoff Colvin. Talent is overrated. Sin entrar en detalles de su libro, los invito a googlear su nombre. Mi conclusión de ese libro es que no hay excusas, el talento necesita de la práctica deliberada para lograrlo. Uno de mis días más tristes como profesor, lo tuve el día que un estudiante me dijo que sentía no que no aprendía cuando venía a clases, en ese momento le respondí cualquier cosa y me fuí pensando en la respuesta, entonces escribí unas ideas de este post en una libreta. Me senté un viernes por la tarde en el Astor de junín y me puse a estudiar. Reflexioné en el verbo estudiar, entonces volví al primer párrafo de esta publicación: Estudiar no es ir a clase, estudiar es un hábito, es una actitud. Estudiar es un modo de comportarse, una forma de ser; una forma donde la persona es curiosa por naturaleza, toma notas todo el tiempo, pregunta, cuestiona, lee y escribe, repite... se pregunta por las fuentes de los textos donde el profesor se alimenta. Muchos estudiantes contemporáneos tienen un vacío de curiosidad, una falta de deseo hacia el conocimiento aterradora. Y sé que no lo hacen por molestar a su profesor, no son conscientes de ello, las razones del vacío, entre otras, están en su primera infancia; también sé que la culpa de ese vacío la tienen nuestras prácticas educativas de castigo y recompensa, porque pusieron la motivación por fuera del estudiante, cuando debería estar adentro. El profesor no es un cura, ni un policía, ni un jefe, un profesor es un motivador, hay que dejarles claro a los muchachos que las notas no son la recompensa! los números no nos importan, lo que importa es que aprendas, que aprendas cómo es que aprendes y que lo sigas haciendo! que lo conviertas en un hábito.
Ese sistema de castigo y recompensa de las tareas y las notas nos ha hecho tanto daño a los profesores que a veces sentimos como Murakami, que nuestro trabajo, es echar agua en el desierto. El deseo de aprender, la curiosidad infantil castrada en el colegio debe ser recuperada por los profesores. Un profesor es un soñador, un quijote moderno.
PD: Juan Manuel Santos gana el Nobel de paz el 7 de octubre de 2016. Para alegría de algunos y envidia de otros, hay que entender este hecho en el sentido y en la proporción correcta. El Nobel de paz es un instrumento de política internacional para decirnos a los colombianos que confían en nosotros como país, que nos están esperando en el primer mundo, y que esa tarea se la dejan a Santos. Es hora de un #AcuerdoYA!
Se ha dicho y escrito mucho sobre los hábitos. Tres libros y una conferencia TED me ayudaron a entender mejor cómo se crean los hábitos y los mitos que giran en torno al talento. Al tema se han referido muchas personas, bien decía Aristóteles: "Somos el resultado de lo que hacemos repetidamente. La excelencia entonces, no es un acto, sino un hábito."
El año pasado leí un post del blog Mil palabras del diario El Tiempo, donde decían varias cosas interesantes sobre el tema, me ayudaron a entender mejor el asunto y me llevaron a un par de conferencias TED y a los libros de los que hablaré más adelante.
Para Santiago Rios, el autor del blog, los hábitos son acciones que se hacen de manera repetitiva todo el tiempo. Yo diría que los hábitos son conductas aprendidas, ejecutadas con cierto grado de automatización. Ahora, si pensamos en los hábitos y sus consecuencias, podemos establecer dos categorías; una, que se refiere a los hábitos negativos, entonces entramos en el mundo de las adicciones, las ludopatías y las desviaciones en la conducta… Por el contrario, cuando hablamos de hábitos positivos, podemos ingresar al mundo de las habilidades; al realizar una actividad una y otra vez por muchas horas, muchos días, por muchos años, la actividad intelectual y/o motriz se automatiza creando un pathway o “vía rápida” en el sistema nervioso que le permite hacerlo de manera casi inconsciente, de manera automatizada. Para lograr la automatización sabemos que es necesaria la repetición, la práctica deliberada. El dominio de una actividad física o intelectual, transita por la vía negativa, por el camino de la práctica sistemática y la compulsión de hacer una actividad una y otra vez. Es paradójico que para lograr la maestría y dominio de algo, haya que parecer un enfermo, hacerlo muchas veces, bien decía Wilde que “Ningún artista grande ve las cosas como realmente son. Si lo hiciera, dejaría de ser artista”. Siguiendo con las ideas del blog, nuestro cerebro puede y tiene la capacidad de aprender toda la vida; naturalmente, hay edades y etapas donde se aprende más fácil que otras, pero en condiciones normales, nuestro cerebro tiene la capacidad de aprender nuevas tareas, por eso la edad no debería ser una excusa para quien desee hacerlo. Para aprender, basta con escoger la actividad, tener un plan y hacer lo posible por cumplirlo; otro tema es la voluntad y el argumento que sostiene la tarea, de eso, el consumo de información y datos chatarra, pero de eso hablaré en otra ocasión. De acuerdo con diferentes columnas y artículos de internet, un hábito se puede crear en 21 días. Apoyado en este número y en el deseo de hacer algo diferente, algo fuera de las rutinas y del estilo de vida que la sociedad nos impone, Felipe Castro Matos, un joven emprendedor de Portugal, se propuso un reto: levantarse a las 4:30 de la mañana por 21 días seguidos. El reto tiene una etiqueta en internet que se llama #21earlydays. Por cierto, muy activa.
Presentación realizada a mis estudiantes.
Levantarse temprano
La experiencia de los #21earlydays es contada en una conferencia TED. El reto se hizo viral gracias a las redes sociales y al mensaje que viene detrás de este pequeño acto, con un poderoso mensaje.
La experiencia fue compartida en las redes de Felipe, luego publicó un artículo en Medium con el nombre: “Lo que aprendí levantándome a las 4:30 de la mañana por 21 días.” La publicación tuvo tanta popularidad que luego fue llevada al magazín Business Insider con más de un millón de visitas. Pueden ver el video con la conferencia (12´) en la presentación o en en enlace más abajo. Si desea conocer más al respecto o experimentar el reto, pueden rastrear la etiqueta #21earlydays. Los aprendizajes que le quedaron a Felipe con el reto entre otros, fueron tener más tiempo para trotar o ir al gimnasio, responder correos electrónicos sin respuestas inmediatas, contar con dos horas adicionales cada día, disfrutar el paisaje al amanecer y ser más productivo. Si bien esto es interesante, creo que la charla, el artículo y las etiquetas en internet tienen dos mensajes poderosos: El primero, es el poder transformador de los hábitos. Y segundo, las pequeñas acciones, pueden tener grandes efectos, producir grandes cambios. Esto aplica muy bien para las acciones bajo control, para las acciones personales, no creo que se produzca el efecto mariposa, una forma -errónea- de explicar las causas de algo. (Diariamente ocurren billones de cosas pequeñas fuera de nuestro alcance, no podemos relacionar el aleteo de una mariposa en Nueva Delhi con un huracán en Carolina del Norte) 21 días no son suficientes
Uno de los libros del que prometí hablarles, es “Making Habits, Breaking Habits” de Jeremy Dean. Una de las experiencias documentadas por este y por otros sitios en la web, se refieren a un estudio realizado por la Universidad de Londres, en el cual, se les pidió a 96 participantes que por 84 días, registraran las actividades que planeaban introducir como nuevos hábitos en la vida diaria. Las actividades iban desde tomarse un vaso de agua al despertarse, hasta salir a caminar por 10 minutos después del desayuno. Los resultados mostraron que los participantes tardaron 66 días en promedio para adquirir nuevos hábitos. También anotaron que mientras más días pasaban después de iniciar el hábito, los avances eran menores y se hacía más difícil automatizarlo; como el estudio tuvo una duración de 84 días, si se hicieran las proyecciones del tiempo que tardarían algunos hábitos, se encontraría que algunos, podrían tardar hasta 254 días al año! Entonces, es muy probable que sea más fácil lograr un hábito en 66 que en 21 días.
Otro libro del que quiero hablar es The Genius in All of Us: New Insights into Genetics, Talent, and IQ que en mi traducción sería “El genio dentro de nosotros: Nuevas perspectivas sobre la genética, el talento y el Coeficiente Intelectual”. Este libro escrito por David Shenk, presenta datos históricos y científicos que demuestran que el talento es un mito, en su lugar, la habilidad y la destreza, son el resultado del trabajo consistente, concentrado, y aplicado en una dirección, gracias a una inclinación natural. Este libro (y otros) habla de un concepto bien interesante que es el de “práctica deliberada”. Shenk resalta la importancia de reconocer y cultivar desde la niñez las inclinaciones de alguien y facilitar la experiencia y la práctica desde los primeros años de vida. El primer ejemplo es el de Mozart, titulado The mystifying boy genius. Teniendo en cuenta que el pequeño Mozart a la edad de cinco años ya podía componer y que su mismo padre también lo promovió como un milagro que Dios haya permitido tenerlo en Salzburgo, miracle which God let be born in Salzburg. Sin profundizar en la historia, es necesario decir que el caso de Mozart es más interesante que misterioso, si se tiene en cuenta que su niñez fue tan particular como la de ningún otro.
La familia Mozart en escena, el padre Leopold, Wolfang y Nannerl. 1763. Imagen tomada de https://www.brainpickings.org/2013/05/28/the-genius-in-all-of-us-mozart-david-shenk/
El padre de Mozart, Leopold Mozart, fue músico, compositor, escritor y profesor austriaco quien se ganó el reconocimiento por el libro A Treatise on the Fundamental Principles of Violin Playing. El sueño de ser un gran compositor quedó en segundo plano con la llegada de su hijo y por haber logrado ya el puesto como asistente del director. Más adelante, concentraría todos sus esfuerzos en su hijo y en una empresa familiar dedicada a la música. La idea de desmitificar el talento y darle el crédito al trabajo y la disciplina, es muy cercana a la presentada por Geof Colvin en su libro Talent is Overrated: What Really Separates World Class Performers from Everybody Else que traduciría un título así: “El talento está sobrevalorado: Lo que hace la diferencia entre los expertos de clase de mundial y cualquier otros” De este libro y del talento, hablaré en otra entrada para este blog.
Coda: Se necesitan 10,000 horas de práctica deliberada para ser un experto en algo. Enlaces y sitios de interés Blog mil palabras. http://blogs.eltiempo.com/mil-palabras/2015/10/03/como-se-crean-los-habitos-podcast/ Lo que aprendí en 21 días levantándome a las 4:40 am. https://www.youtube.com/watch?v=qOEB1Fr0_MM El Genio entre nosotros. http://www.amazon.com/Genius-All-Us-Insights-Genetics/dp/0307387305 Haciendo Hábitos, Dejando Hábitos. https://www.amazon.es/Making-Habits-Breaking-Things-Change/dp/0306822628 El talento está sobrevalorado. http://www.amazon.com/Talent-Overrated-Separates-World-Class-Performers/dp/1591842948 |
AutorNo estoy esperando NADA. Mi momento es aquí y ahora. Es HOY, es YA. Archivos
Febrero 2024
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