Reseña del libro que analiza los resultados del TLC con los Estados Unidos.
Después de diez años de haberse firmado el TLC (Tratado de Libre Comercio, en adelante) con los Estados Unidos, Mario Alejandro Valencia ha estado investigando los resultados, efectos e impactos de la negociación. Este es el tema de su último libro, La Industria, impreso por Ediciones Aurora. Al autor lo pueden encontrar en twitter como @mariovalencia01 y como columnista en el portal: Las dos orillas (http://www.las2orillas.co/author/marioalejandrovalencia/)
Uno no necesita leerse todo el libro para entender que el TLC con los Estados Unidos fue un error, que algunos políticos nos advirtieron pero no lograron detenerlo y que otros, impusieron el acuerdo, que se equivocaron promotores y negociadores, y que las consecuencias están acabando con la industria nacional.
Disponible en http://www.libreriadelau.com/la-industria-economia.html
“Nuestro objetivo con el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) es garantizar a las empresas norteamericanas el control de un territorio que va del polo Ártico hasta el Antártico, libre acceso, sin ningún obstáculo o dificultad para nuestros productos, servicios, tecnología y capital en todo el hemisferio.”
Colin Powell, Ex Secretario de Estado de los Estados Unidos.
El libro está dividido en dos partes, en la primera, el autor hace una reseña a la ciencia y la historia de la industria, para poner un contexto y preparar al lector a la segunda parte, en la que se introduce en la industria colombiana y en el tratado de libre comercio con los Estados Unidos. Para poner en contexto a los lectores, en el libro se plantean dos modelos de desarrollo contrarios, por la concepción que tienen sobre el papel que debe jugar el Estado en el desarrollo económico. Uno de ellos defiende la intervención del Estado en la protección de la industria, impulso de la innovación y creación de infraestructura. El otro es un modelo neoliberal, de libre mercado, que desconoce la intervención del Estado como impulsor y regulador de la economía. Los países desarrollados han seguido el primer camino, el del Estado como socio de la industria; los menos desarrollados, como Colombia, han intentado hacerlo por la segunda vía, impuesta, por cierto, por la vía del TLC y otros organismos multilaterales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Esto se explica mucho mejor en el análisis de Joseph Stiglitz, Nobel de economía en el 2001, que sabiamente recomienda: Hagan lo que nosotros hicimos, no lo que decimos. (Ver en este enlace: https://www.project-syndicate.org/commentary/do-what-we-did--not-what-we-say?version=spanish&barrier=true)
La evidencia recogida por el autor muestra que en los países desarrollados han utilizado ambos enfoques para generar desarrollo, donde se “combinó el interés privado de los capitalistas y su capacidad emprendedora para hacer inversiones en nuevas máquinas y tecnologías, con el decidido apoyo de políticas estatales para defender y promover la iniciativa privada.”
“Entre 2000 y 2011, las compras foráneas de alimentos y bebidas se incrementaron en 292%, en productos textiles y prendas de vestir en 280%, cuero y calzado 592%, en vehículos en 810%”.
Mario Alejandro Valencia.
El autor reconoce algunos factores comunes en el proceso de industrialización de países desarrollados, que vale la pena anotar: Gobiernos aliados al sector industrial nacional, inversión en ciencia y tecnología, dirigida a promover la innovación, protección a la producción y al mercado interno y reglas para permitir libertad de competencia y luchar contra los monopolios.
Los organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial y los tratados bilaterales de comercio e inversiones no salen muy bien librados en este libro; sus intervenciones en los países que intentan buscar el desarrollo económico por medio de la industrialización, han sido más que perjudiciales, poniendo barreras, exigiendoles aplicar políticas públicas, abrir los mercados y entregar a los privados el control de las empresas públicas como la seguridad social. (Ver más en Stiglitz 2003; Chang, 2003) Haber firmado un TLC con los Estados Unidos significó saltarse la constitución, para asumir un compromiso de libre comercio con la economía más poderosa del planeta, nuestros dirigentes hicieron algo parecido a lo que hicieron los de Millonarios cuando buscaron un partido amistoso contra el Real Madrid. Cuál podría ser el resultado? Un desastre, y ese es nuestro resultado cuando competimos con los Estados Unidos. Este tratado significó renunciar a la posibilidad de que el Estado pudiera intervenir para proteger la industria nacional, intentarlo, sería incumplir con esos tratados, quedamos expuestos y seríamos llevados a tribunales extranjeros. En conclusión, los tratados de libre comercio con Estados Unidos y otras potencias han sido perjudiciales para la industria colombiana, habría que frenar la aprobación de nuevos tratados y renegociar los vigentes. Después de leer este libro, uno se termina preguntando ¿Por qué a Uribe le parecía tan buena la inversión extranjera?
“Este Tratado no es ni Libre ni Justo, lo que pasa realmente es que se les exige a las industrias pequeñas de Colombia que abran sus puertas a la competencia con las grandes multinacionales norteamericanas (...) es una desventaja competitiva”.
Joseph Stiglitz, 2007
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Febrero 2024
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