El coach pretende anular la melancolía, negar la diversidad. La manipulación es inminente cuando el objetivo de la “charla” o de la “sesión” es llevar a los participantes a donde él quiere. Estos tipos programan frases y respuestas en sus alumnos y los condicionan para que piensen y actúen como ellos quieren, o como el cliente espera, que es peor.
Los coaches son tipos que viven con una sonrisa impostada en su rostro. Una sonrisa que se esfuma cuando uno decide no comprar sus cursos con nombres en inglés. La atención de los coaches parece o debería estar en las personas, pero no, su atención está concentrada en la venta, en la venta de sus cursos. Tienen una personalidad arrolladora que abruma al público que quiere aprender. Algunos personajes del público, pueden y quieren ser como ellos, vendedores agresivos, incisivos, unos verdaderos tigres.
Con el cuento del rapport esperan que todos salgan igual de animados, pero su atención está en la venta de su diplomado, de su certificación internacional. Muchos coaches se aprenden de memoria unos discursos adornados con trucos y palabras que hacen sonar su discurso científico, con cifras y estudios que aparentan ser científicos, pero que en el fondo, son sólo recuerdos de otros discursos que aprendieron de un promotor que les enseñó lo mismo. Algunos se vuelven voceadores del cuento; al final, tergiversan la información y terminan engañando la gente. Es muy teso (como decimos en Colombia) que alguien pretenda anular la melancolía, negar la diversidad, eso es intentar tapar el sol con un dedo. La manipulación es inminente cuando el objetivo de la “charla” o de la “sesión” es llevar a los participantes a donde él quiere, estos tipos programan frases y respuestas en sus discípulos y los condicionan para que piensen y actúen como ellos quieren, o como el cliente espera, que es peor. Es un error desconocer nuestras diferencias como seres pensantes; llevar a los participantes a estados hipnóticos con técnicas de oratoria, trucos del lenguaje, con dinámicas demostradas en otros, para hacer que piensen o respondan de una forma. En las empresas, el coach posa de neutralidad, pero ellos saben muy bien quién les está pagando, saben quién es su jefe. Qué debería hacer un coach que descubre que la raíz del problema en su grupo está en su líder y no en su equipo? Los dispositivos y las dinámicas distraen y entretienen a los participantes, los incitan a ser otros, los estimulan para que sus alumnos imiten a sus profesores. La personalidad del participante queda secuestrada. Muchos profesores en la escuela y la universidad somos coaches, compartimos las prácticas y los discursos de los tipos que describí arriba.
Un profesor es un coach en esencia, hace lo mismo que uno que ha pagado y cobra mucho por hacerlo, con sus diferencias naturales de estatus y de contenido. Una amiga de Argentina me preguntó hace poco:
-Eres coach? -No, no lo soy, le dije, no he pagado para serlo. -Ahh, que bien, yo tampoco, hacemos lo mismo que un coach, no nos pagan por hacerlo, ni cobramos lo que ellos. Cómo debe ser un coach? Cómo debe ser un profesor? Hace unos meses escribí cómo debe ser un profesor. Cómo debe ser un coach? No lo sé, sólo sé que yo no quiero ser tu coach. |
AutorNo estoy esperando NADA. Mi momento es aquí y ahora. Es HOY, es YA. Archivos
Febrero 2024
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