Al final de los Juegos Olímpicos de 1936 en Berlín, más de treinta mil personas estaban en el estadio Olímpico. Esperaban la llegada de los atletas alemanes en uno de los eventos más importantes de los Juegos: La carrera de maratón.
En noviembre presenté este ensayo al Comité Organizador del Foro anual que organiza el programa Dream Together. El ensayo no fué seleccionado, pero yo me sentí muy bien por esta historia que quise contar. Lo publico en mi blog porque quiero que ustedes la conozcan, y porque aquí el comité editorial soy yo. Aquí aparecemos casi todos participantes del foro.
Para sorpresa de todos, en el primero y tercer puesto, estaban dos atletas japoneses, seguidos por Ernest Harper de Gran Bretaña. Después de dos horas y veintinueve minutos, llegaba Kitei Son, llenándose de gloria en los Olímpicos. Más importante que esto, y el hecho de que Son había roto el récord de la maratón el año pasado en noviembre; es que los atletas eran coreanos, y sus nombres reales eran Son Kee-chung en el primer y Nam Seung-yong en el segundo lugar. Ambos fueron forzados a llevar nombres japoneses y representar el país, porque Corea en ese tiempo, estaba ocupada por fuerzas japonesas. Más tarde, un periódico en Corea, el Dong-a-Ilbo, publicó un cable con la fotografía de Son en el pódium, con la bandera de Japón alterada en el saco de Son. El periódico fue suspendido (IOC, 2017). Más tarde, en 1948, Son tenia el honor de llevar la bandera de Corea del Sur en la ceremonia inaugural de los Olímpicos de Londres, esta vez como una nación independiente. Por esos días, Corea era una nación oprimida por la guerra y la pobreza. Más recientemente, en un país renovado, en 1988; Son entraba al estadio Olímpico de Seúl, llevando la llama olímpica. Son tenía 76 años en ese momento, marcando un momento histórico para Corea y el Olimpismo. La vida de Son es inspiradora, después de su retiro, siguió involucrado en el deporte como entrenador, llevando a sus deportistas a ganar varias veces la maratón de Boston y la medalla de oro de Barcelona. Son se convirtió el Jefe de la Asociación Coreana del Deporte y escribió su autobiografía llamada Mi Madre patria y la Maratón. Como pudimos ver, Son es un legado, es un ejemplo de lo que es un legado Olímpico, él es la evidencia un legado social.
Ahora, enfrentando el futuro, Corea está en la agenda Olímpica; esta vez organizando los Juegos Olímpicos. Sus ciudadanos están orgullosos por esto y por atletas como Son. Ellos inspiran a la nación a través del deporte, dejando un legado intangible, llenando el país de esperanza y orgullo, como lo hizo en los Olímpicos de 1936.
Los hechos de esta historia fueron consultados en noviembre en el sitio https://www.olympic.org/kitei-so
Imagen tomada de http://www.gettyimages.com
Comentarios
|
AutorNo estoy esperando NADA. Mi momento es aquí y ahora. Es HOY, es YA. Archivos
Febrero 2024
Categorías
Todo
|