SEÚL- El 17 de agosto del 2017 llegué a Corea a las 7 de la noche. Ha pasado un año y me senté a pensar, ¿Qué cosas he aprendido en todo este tiempo? Aquí les comparto algunas…
Llegar temprano a las citas formales e informales es un indicador de desarrollo. La idea es simple pero poderosa. Aquí son puntuales las personas y las cosas. La ciudad se desarrolla en función del tiempo, por eso es eficiente a pesar de su tamaño. En mi país se enseña la puntualidad desde la escuela primaria, pero nuestra actitud laxa hacia las reglas, y una cultura de excusas, hacen de la impuntualidad algo normal y cotidiano. A pesar de todo, algunos compañeros aún llegan tarde a sus citas. Espero que aprendan la lección antes de r
egresar a casa. Por eso mi primer aprendizaje, es: La puntualidad es un valor de personas y sociedades desarrolladas.
Los profesores más reconocidos y con más prestigio son los más generosos y humildes con lo que son y lo que saben. Todos son muy mayores, viajan desde Australia, Canadá e Inglaterra donde son profesores eméritos de las mejores universidades, y vienen a Seúl a “aprender” de nosotros… Por eso mi segundo aprendizaje es:
La sabiduría llega con los años, y con ella el dominio del ego.
Querer sin ver, querer sin tocar. Los sentimientos hacia la familia, los amigos y la pareja se ponen a prueba. Uno cree que se dañaron, pero están añejándose. El tiempo y la distancia los pone a prueba. Algunos se dañan, otros se hacen exquisitos; como el vino y las relaciones. Uno extraña en silencio a sus seres queridos. El Océano Pacífico entre nosotros, y 14 horas de diferencia han hecho que pueda soportar en calma las ausencias, y aprender a llenar esos vacíos conmigo mismo.
Al cierre de un curso en el invierno de enero, compartí unos tragos con mis compañeros y un profesor coreano, al final de la reunión dijo:
“Recuerden estas tres cosas; nunca dejen de hacer ejercicio, nunca dejen de amar (…) Ustedes están aquí por sus capacidades, y han sido premiados, por eso están aquí, y por eso deben volver a sus países a propagar lo que han aprendido, pero tienen una deuda con su país, deben volver a dar lo mejor de ustedes” .
La información que he recibido ha sido ciertamente valiosa, pero eso no es lo más preciado en mi aprendizaje; he valorado más la puntualidad de las personas y las cosas, la humildad y generosidad de los mayores, y la paciencia que he ganado.
Salir del país para estudiar es un privilegio, pero es difícil porque implica renunciar a unas cosas para recibir otras. Yo los animo a hacer lo mismo, les aseguro que aprenderán algo más de lo que yo aprendí aquí. Los recuerdo,
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AutorNo estoy esperando NADA. Mi momento es aquí y ahora. Es HOY, es YA. Archivos
Febrero 2024
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